Voy a realizar una breve crónica de la partida de Here I Stand que disfrutamos para cerrar el año 2010 a lo grande:
Aunque había citado a los jugadores a las 11:00 para la partida en el friki-jardín me desplacé hasta allí una hora antes para ir preparando la chimenea e ir realizando el despliegue inicial del juego. Decidimos jugar el escenario de 1537 de 6 turnos y de, supuestamente, 6 horas de duración. Los jugadores y las potencias asignadas fueron las siguientes:
- Pablo-san (aka Sparrow turco): Otomanos
- Junjo (aka AP-Junjo): Habsburgo
- Raik (aka La Rata Inglesa): Ingleses
- Shogunsemire (aka esareglanomegusta lahabéisleidomal): Franceses
- Javi (aka Paparambo): Papado
- Gonzalo (aka nojuegodurantemediahora): Protestantes
A pesar de haber estado haciendo el despliegue inicial desde una hora antes no me dio tiempo a terminar antes de que llegasen, así que el inicio de la partida se retrasó un poquito. Bueno, por eso, y por Shogun diciendo "¿Por qué no repasamos el contexto un poquito? ¿Porqué no recordamos las reglas antes de empezar?"...Aunque luego se demostró que le hacía falta jeje. Bien, aunque no se la hora exacta calculo que debimos empezar a eso de las 12:30.
- Europa en el siglo XVI
El primer turno fue ETERNO, duró del orden de 3 o 4 horas, incluyendo breve pausa para comer. Durante el mismo el Otomano amenazó gravemente las posiciones del Habsburgo en Viena aunque éste supo zafarse de la amenaza realizando una maniobra envolvente y atacando en la retaguardia del gran ejército otomano, distrayéndole lo suficiente para que acabase el turno y salvar Viena.
Por mi parte, como Inglés, presioné al Papa todo lo que pude para que me concediera el divorcio de Catalina de Aragón en mi búsqueda incansable de un heredero de la dinastía Tudor y poder de esta manera centrar mis esfuerzos en otras tareas. Sin embargo me topé con un Papado poco dialogante y centrado en otros menesteres muy diferentes. Por tanto durante la fase diplomática tuve que declarar la guerra a Escocia dejando así muy claras mis intenciones, algo que aprovechó el Francés para aliarse con los Escoceses y atrincherarse al norte de las islas.
Por otro lado el Papado, sorprendentemente, se dedicó a una expansión militar por las repúblicas independientes de Italia, preocupándose poco por el desarrollo de la reforma y dejando vía libre al Protestante para extender sus ideas por Alemania y parte de Francia.
En turnos posteriores el Otomano cambió de estrategia y decidió centrar sus esfuerzos en el Mediterráneo Oriental, creando una fuerte flota de navíos y corsarios y golpeando a la débil flota del Habsburgo casi hasta la aniquilación.
El Habsburgo, con muchísimos frentes abiertos, ejerció la política de ir tapando agujeros allí donde se producían problemas pero sin una estrategia clara. Pero sobre todo se centró en la batalla marítima con el Otomano solicitando para ello la ayuda de los Genoveses y de los Venecianos.
El Inglés y el Francés estuvimos un par de turnos enfrascados en una lucha absurda por Escocia. Viendo que la situación no avanzaba y percibiendo la debilidad del Habsburgo, propuse al Francés firmar la paz voluntariamente para lanzar ataques simultáneos contra las posiciones españolas. En mi caso asalté con éxito Amberes y el Francés, tras varios intentos, consiguió entrar en Barcelona. Además yo conseguí un heredero sano al trono de los Tudor, Eduardo VI, lo que me permitió centrarme en la expansión miliar de mi reino.
El Papado y el Protestante ejercieron una política de reforma y contra-reforma con golpes directos entre ellos. Más o menos la situación era estable pero la balanza se inclinaba lenta pero inexorablemente del lado Protestante, entre otras cosas porque el Papado tenía que desviar recursos de manera constante para detener el avance otomano por el Mediterráneo.
En el último turno (el cuarto) el Otomano se lanzó a la piratería y los intentos del Papado y el Habsburgo para detenerle fueron en vano. El protestante fue golpeado en Inglaterra y en Alemania y es que en este juego, ir destacado, es ponerte en el punto de mira de todos los demás jugadores.
Por último, en una maniobra poco limpia, traicioné mi pacto verbal con el Francés y lancé un ataque relámpago contra Escocia conquistando Edimburgo. El Francés intentó contrarrestar atacándome en Calais pero mi flota hundió barco francés tras barco francés evitando así el bloqueo de la ciudad y el asalto a la misma.
Y así acabó la partida, después de 10 horas para 4 turnos, cayendo del lado Otomano en gran parte gracias a los beneficios obtenidos para la Piratería. Tras él quedó el Habsburgo, luego el Inglés, el Papado y el Protestante igualados y, por un último turno desastroso, en último lugar el Francés.
Me ha parecido un juego espectacular. El tema te engancha desde el primer movimiento y realmente sientes que diriges una potencia de la época. Sin embargo es cierto que al principio se hace tedioso, con continuas consultas al reglamento y que a veces los entreturnos son eternos. Pero desde luego hay que repetir.